En un partido donde la premisa era consolidar lo bueno que se hizo frente a Arsenal, ocurrió todo lo contrario. Imaginamos a un Lanús dominador, teniendo la pelota y con Aguirre intentando ser en conductor en la mayoría de los ataques. Sin embargo Marquitos defraudó. Lejos del balón cuando se atacaba, impreciso a la hora de distribuir y hasta fue expulsado por una terrible patada, que seguramente fue causada por su impotencia.
Pero seria muy fácil y simplista culpar a Aguirre o al árbitro. Creamos solamente dos situaciones de gol en todo el partido (una en cada tiempo) y en defensa nos cansamos de cometer infracciones cerca de nuestro arco y para eso no podemos encontrar un único culpable. Ya no es casualidad ver al equipo retrasarse cuando esta en ventaja, como tampoco lo es jugar bien cuando se lo propone. Quizás tenemos que proponernos jugar bien durante 65 y 75 minutos, en vez de hacerlo cuando el resultado lo obliga.
Lo bueno es que encontramos en Regueiro a un grandísimo jugador, compañero y cero egoísta. Tenemos a un capitán con todas las letras y para los próximos partidos ya vamos a contar con uno de los mejores jugadores del fútbol argentino. Por eso no debemos cambiar el sistema, pero si afianzar la idea de juego, para brindar con cerveza en seis días y recibir a la helada en dos semanas…
Ignacio Altrui
No hay comentarios:
Publicar un comentario